Así lo dijo en El Acople el director de la Consultora We, Banjamín Gebhard y advirtió que la oposición ya “empieza a calentar motores”, ante el difícil momento que atraviesa el Gobierno y la crisis generada por la pandemia. Durante el programa, analizó el impacto de la gestión de la pandemia en la imagen de los gobiernos. “Se terminó la luna de miel”, afirmó

“Sí, totalmente”, respondió Gebhard al ser consultado por los movimientos de los partidos políticos de cara a las elecciones de medio término de 2021 y sostuvo que le parece “al menos sano” que se dieran cuenta que las personas “todavía no los quieren escuchar”.

“Es imposible negar que están pensando en eso y que se está moviendo. Mucho también tuvo que ver, justamente la crisis o este momento difícil que tiene el Gobierno, porque la oposición comienza a sentir posibilidades y entonces, empieza a calentar motores”.

La imagen de los gobiernos durante la pandemia

“Se puede ver que se pinchó la burbuja y terminó la luna de miel para los gobiernos. Uno puede ver, a medida que realiza los estudios, diferentes etapas”, analizó en El Acople, el consultor Benjamín Gebhard.

Sostuvo que “hubo una primera etapa con pleno consenso de la sociedad en apoyar a los gobiernos en la decisión que tomaran. Tenía que ver mucho con la incertidumbre y el miedo que nos provocaba la pandemia, así que hubo un apoyo total. El gobierno nacional tenía 80 puntos de aprobación. Después hubo una segunda etapa, donde fue bajando ese miedo, fueron entrando otras necesidades y otras demandas en la agenda y la gente empezó a reclamarle un poco más a la gestión”, dijo el consultor.

En este sentido, afirmó que “ahora estamos entrando en una tercera etapa, en la que ya hay críticas más directas de diferentes sectores que están cuestionando ya al gobierno y eso hace que haya entrado en la misma dinámica de la realidad política de la Argentina, que es como una montaña rusa. El gobierno está ahora en una situación más incómoda que en la que estaba al principio”.

“Uno puede observar que tenemos fenómenos a nivel nacional y provincial, de baja en la imagen y aprobación de los gobiernos, pero también por distintos motivos. A nivel nacional empieza a imperar más la lógica de la grieta y entonces, la gente vuelve a opinar y a evaluar al Gobierno, según su posición previa y sus gustos electorales y políticos”, indicó Gebhard.

Y continuó: “Además, en la agenda ya hay otros temas, ya se discutieron otras cosas y la pandemia no quita la grieta: el acuerdo con los acreedores por la deuda; la reforma judicial; el caso Vicentín. Hay muchos temas que no tuvieron que ver con la pandemia que reavivaron esa grieta y volvieron las cosas de alguna manera a la vieja normalidad”.

Por último, aseveró que a nivel provincial, “hay otra cuestión, porque el orden en el que sucedieron las cosas fue al revés” y destacó que  “si bien empezamos la pandemia con el gobierno nacional, estamos viviendo hace unas semanas nuestro pico”.

“Entonces, el Gobierno empieza a caer porque no se cumplen las expectativas por las que fue elegido y porque no se termina de crear un clima de preocupación en la sociedad. Cuando el gobierno tuvo que volver a la fase 1, no había la legitimidad que tuvo el Gobierno nacional cuando tuvo que hacer fase 1”.

“El gobierno tuvo que tomar decisiones sin consenso, con muy poco diálogo con todos los sectores afectados y eso sin dudas generó una ola de críticas y falta el cumplimiento de la expectativa. Es un gobierno que llega prometiendo, de alguna manera, una utopía, con cambio, sin propuestas muy concretas, pero con ese concepto y, llegando al mes número 10 de gestión, no tiene hechos para mostrar. Entonces, centrado solo en el discurso de la pandemia cuando la gente tiene otras demandas y otros temas en discusión, se produce un distanciamiento entre una cosa y otra”, finalizó.